Es muy frecuente que los ammonites fósiles se presenten en forma de moldes internos, es decir, se trata de una copia del interior del ammonite que se formó cuando el sedimento penetró en la concha y la colmató. Posteriormente, la concha original desapareció por disolución y el molde interno petrificado es lo que se ha preservado hasta nuestros días.
Foto 1. Molde interno de un Neocomites premolicus (50 mm de diámetro). Las líneas que se observan son los tabiques internos que estaban profusamente plegados antes de contactar con las pareces exteriores de la concha. Lo que se observa en esta foto es el relleno interno del ammonite que refleja parte de la anatomía y ornamentación del animal. La concha se disolvió durante el proceso de fosilización.
En principio, la formación de un molde interno puede parecer que es algo simple, pero pronto veremos que tiene su problemática.
En general, la formación de los fósiles es un proceso complejo que depende de la naturaleza del entorno dónde quedan enterrados los restos, y en esta entrada intento explicar algunos de los procesos más comunes.
Cuando observamos el molde interno de un ammonite probablemente nos habremos preguntado:
“si la concha está tabicada ¿Cómo es posible que el interior aparezca relleno de sedimentos?” Obviamente la cámara de habitación no tiene problemas, pero y la parte tabicada (el fragmocono), ¿Cómo se ha rellenado?
A partir de conchas bien preservadas se ha podido averiguar. Seccionándolas longitudinalmente en dos mitades (derecha e izquierda) se ha podido comprobar el proceso que tuvo lugar.
Pero antes de entrar en la explicación hay que recordar un detalle: los ammonites conseguían una flotación neutra mediante las cámaras de su concha que estaban parcialmente rellenas de gas.
Para realizar esta función, el ammonite tenía un órgano – el sifón – que partía de la parte posterior de su cuerpo y atravesaba todas las cámaras.
El sifón era un órgano cilíndrico que estaba muy vascularizado y por un mecanismo de “presión osmótica” era capaz de extraer el agua de las cámaras y rellenarlas de gas.
Estaba envuelto por un tubo orgánico (de conquiolina) muy poroso que le daba la rigidez necesaria, pero permitiendo realizar su crítica función.
Ahora volvamos y retomemos el hilo de nuestro tema. Cortamos los fósiles de ammonites y esto es lo que podemos encontrarnos:
- A veces, las cámaras están vacías (huecas).
- En otras ocasiones, se ha comprobado que el sifón sí se había rellenado pero las cámaras han permanecido vacías.
- Otras veces todo el interior de la concha está relleno.
Todo indica que las cámaras se llenaron a través del orificio dejado por el sifón al desaparecer; veamos cómo.
Mecanismo de formación de un molde interno de ammonite
Cuando el ammonite moría y quedaba en un entorno rico en oxígeno, lo primero que se producía era la descomposición de la materia orgánica, incluido el sifón.
Su envoltorio orgánico cedería bajo la presión del agua y al desaparecer quedaría un pequeño orificio en cada tabique.
Los movimientos suaves del agua iban arrastrando las partículas de lodo y se iban depositando en aquellas cámaras ya abiertas; se formarían unos canales hasta que el interior quedara completamente relleno.
Por este motivo, el diámetro de las partículas que forman los moldes internos es muy pequeño.
En la figura adjunta de mi compañero Luis Fernando se resume el proceso.
Ilustración 1. Experimento desarrollado en el interior de una cubeta donde se ha vertido fango para simular las partículas que el agua arrastra. Utilizando un modelo tabicado que asemeja las cámaras de las conchas de un ammonite, se ha podido observar que las partículas se van depositando en el interior de las cámaras, primeramente, en capas horizontales hasta que se alcanza la altura del orificio dejado por el sifón. A partir de ese instante prosigue el rellenado, pero mediante el crecimiento de pequeños montículos en el interior de las cámaras. Dibujo por cortesía de Luis Fernando Real Martín basado en un dibujo original de Lehmann (1981).
Bibliografía:
- Fernández-López, S. R. 1997: Ammonites, Clinos Tafonómicosy Ambientes Sedimentarios. Revista Española de Paleontología, 12 (1), 102-128. ISSN 0213-6937.
- Lehmann, U., (1981): The Ammonites: Their life and their world. Cambridge University Press, New York.
Como siempre Pablo muy interesante e instructivo.
Un saludo.
Muchas gracias compañero; un placer