El tema del dimorfismo sexual en ammonites es muy interesante, pero lamentablemente solo en determinados casos es posible apreciarlo en todo su esplendor, ya que exige que las conchas hayan fosilizado completas.
El término dimorfismo sexual se aplica cuando la morfología de ambos sexos es diferente, ya sea en la forma, tamaño, color o cualquier otra característica.
Durante el Cretácico inferior muchas especies del suborden ammonitina lo presentaron. Es un dimorfismo de tipo dimensional, es decir, las conchas de ambos sexos se diferenciaban principalmente en el tamaño.
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¿Cómo se descubrió el dimorfismo sexual de los ammonites?
La idea fue propuesta por los paleontólogos Makowski (1962) y Callomon (1963) de forma independiente, pero ya estaba latente en algunos estudios de finales del siglo XIX.
Al mejorar las técnicas de recolección de fósiles, los paleontólogos se percataron de que en ocasiones, en los mismos niveles había dos poblaciones de conchas adultas de tamaños diferentes.
Microconchas y macroconchas
Cuando compararon las dos poblaciones de conchas, advirtieron que una detenía antes el crecimiento y, por consiguiente, sus conchas eran significativamente más pequeñas. Por este motivo se les denomina microconchas.
El otro sexo crecía durante más tiempo, por lo que sus conchas tienen más espiras y alcanzan mayores tamaños. Para estos se acuñó el término macroconchas.
Se cree que estas últimas eran las hembras porque en los cefalópodos actuales, cuando hay dimorfismo de tipo sexual, la hembra suele tener un mayor tamaño.
Es muy común entre los ammonites del suborden Ammonitina del Cretácico que, además, los adultos desarrollen otras diferencias en la abertura de la concha (el peristoma).
Las microconchas suelen desarrollar extensiones laterales llamadas apófisis yugales u orejillas, mientras que las macroconchas suelen presentar una abertura más simple, que suele ser suavemente sinuosa.
¿Tenían alguna utilidad estas estructuras del peristoma?
Los paleontólogos se han preguntado desde antiguo sobre la utilidad que podían tener estas formas de la abertura de la concha y se han propuesto varias posibilidades entre las que destacamos las siguientes por ser las más probables:
- Eran estructuras defensivas ante depredadores. Esta idea nace del hecho de que las microconchas suelen estar más adornadas y las apófisis pueden a llegar a ser muy grandes. Podría ser que al replegarse el ammonite al interior de la concha, el tener unas orejillas bien desarrolladas evitara que pudiera ser alcanzado por el depredador durante los intentos de este por hacer presa.
- Otra posibilidad que goza de muchos adeptos es que fuesen adornos que indicaran la salud del portador. Unas apófisis grandes solo las podían desarrollar los individuos sanos y bien alimentados, que serían los candidatos prefectos para transmitir los genes a la siguiente generación.
- También se ha señalado que pudieron tener una función defensiva ¡durante la cópula! Bien, hay que entender que en los cefalópodos, el macho debe depositar su esperma en el interior de cuerpo de la hembra mediante un brazo especialmente modificado (el hectocotilo). Y también es cierto que los cefalópodos actuales son animales agresivos que llegan al canibalismo cuando un congénere se encuentra en apuros. Debido al mayor tamaño de la hembra, es posible que las apófisis evitaran que esta pudiera atacar a la pequeña microconcha en un arrebato de pasión.
Este tipo de dimorfismo sexual se denomina dimorfismo dimensional, puesto que la diferencia principal está en el tamaño que alcanzaban las conchas adultas.
Aún no se sabe con certeza la utilidad que pudieron tener los desarrollos que en ciertas especies aparecen en la abertura, incluso es posible que tuvieran más de una función.
Ejemplos de dimorfismo sexual de tipo dimensional en ammonites
Olcostephanus drumensis Kilian, 1910
Foto 1. Macro y microconcha de Olcostephanus drumensis. No están a escala, pero la microconcha puede llegar a ser 4 ó 5 veces mayor que su compañero. En las inmediaciones de la abertura, la microconcha desarrolla una estrangulación sinuosa a la que sigue unas orejillas laterales o apófisis yugales. La macroconcha desarrolla también una estrangulación oblicua y a continuación, una extensión en la parte más externa (zona ventral) a modo de visera.
Foto 2. Detalle de la extensión ventral a modo de visera de la macroconcha anterior. Véase como además la concha se ensancha por los laterales hasta el punto que esta parte sobresale ligeramente por los lados. Los tamaños de esta pareja fósiles son 65 y 22 mm.
Para más detalles sobre esta especie visita la entrada «Olcostephanus drumensis«.
«Thurmanniceras» pertransiens (Sayn, 1901)
Foto 3. En el caso de «Thurmanniceras» pertransiens, nuevamente nos encontramos con una macroconcha mucho mayor (133 mm la de esta imagen) que posee un peristoma simple y suavemente sinuoso, con una prolongación ventral no muy pronunciada. La microconcha solo mide 50 mm y desarrolla apófisis yugales que hemos comprobado que pueden llegar a ser bastante largas en algunos individuos. Esta especie ha sido tratada en la entrada «Thurmanniceras» pertransiens (Sayn, 1901).
Mortoniceras inflatum (Sowerby, 1818)
Foto 4. Mortoniceras inflatum es una curiosa especie de finales del Cretácico inferior (Albiense). Los adultos son muy parecidos y se diferencian principalmente en el tamaño. De hecho, ambos sexos desarrollaban una larga prolongación ventral curvada lijeramente hacia atrás, que recuerda a un asta. En los dos ejemplares que se muestran se ha partido por el punto más débil (su base) y se ha perdido. Tamaños 310 y 133 mm. Para saber más sobre esta especie puedes visitar la entrada «Mortoniceras inflatum (Sowerby, 1818)«
Haploceras (Neolissoceras) grasianum (d’Orbigny, 1841)
Termino con un ejemplo que es la excepción que confirma la regla. Si lo normal es que las macroconchas tengan un peristoma simple, sinuoso, y las microconchas desarrollen apófisis yugales, en Haploceras (Neolissoceras) grasianum no hay una regla fija.
Su dimorfismo es extremadamente variable y podemos encontrarnos macro y microconchas con apófisis o con un peristoma sinuoso simple. Por tanto, podemos encontrarnos casos como el de la siguiente fotografía en el que los caracteres están cambiados.
Foto 4. Pareja adulta de Haploceras (Neolissoceras) grasianum
Esta especie se ha tratado en otra entrada, así que para conocer más detalles sobre ella ve a Haploceras (Neolissoceras) grasianum.
Dimorfismo sexual en los ammonites heteromorfos
De los cuatro subórdenes de ammonites que vivieron durante el Cretácico (Phylloceratina, Lytoceratina, Ammonitina y Ancyloceratina), en los dos primeros no está claro aún si existió dimorfismo y si lo hubo parece que no estaba muy desarrollado. En Ammonitina ya hemos visto que fue abundante y de tipo dimensional, pero ¿y entre los ammonites heteromorfos?
En las últimas décadas se está empezando a descubrir que también, solo que es aún más espectacular si cabe.
Dimorfismo morfo-dimensional
En el seno del suborden Ancyloceratina, el dimorfismo de tipo sexual también es frecuente y alcanza un nuevo nivel de expresión: los sexos pueden diferenciarse no solo en el tamaño de la concha sino también en su forma general. Se ha acuñado el término “dimorfismo morfo-dimensional” para referirse a él y a continuación mostramos un ejemplo:
Foto 5. Pareja adulta de Macroscaphites yvani mostrando su espectacular dimorfismo morfo-dimensional. Fotografía por cortesía de José Juárez Ruiz.
Un caso particular: el dimorfismo sexual en Baronnites hirsutus
En el año 2018, los investigadores Miguel Company y Rafel Matamales publicaron un trabajo sobre la especie Baronnites hirsutus (Fallot y Termier, 1923), en el que ponen de manifiesto que en el seno de esta existen dos poblaciones que difieren en el tamaño y en la ornamentación.
Se ha interpretado como una expresión de su dimorfismo sexual y lo curioso es que ambas formas desarrollan peristomas elaborados con orejillas o apófisis yugales “siempre”.
Es la primera especie de ammonites en la que se ha reconocido este hecho. En la especie Haploceras (Neolissoceras) grasianum se había visto que la variabilidad de aperturas era muy alta pudiendo darse el caso de que ambos sexos presentaran orejillas, pero no es la norma. Las macroconchas con orejillas es un hecho insólito entre los ammonites.
Bibliografía
- Company M. (1987): Los Ammonites de Valanginiense del sector oriental de las Cordilleras Béticas (SE de España). Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Departamento de Estratigrafía y Paleontología, Universidad de Granada, pp 96-99
- Company, M., Matamales, R. 2018. Baronnites Hirsutus (Olcostephanidae, Cretácico Inferior): Un Caso Particular De Dimorfismo Sexual en Ammonites. En Yacimientos paleontológicos excepcionales en la península Ibérica. Cuadernos del Museo Geominero, 27. Instituto Geológico y Minero de España, Madrid.
- García Gil, P. A. (2013): Ammonites del Cretácico inferior de la parte oriental de las Cordilleras Béticas. Asociación Paleontológica Alcarreña ‘‘Nautilus’’. pp. 90-94
- Reboulet S. (1995): L’Évolution Des Ammonites Du Valanginien-Hauterivien Inférieur Du Bassin Vocontien Et De La Plate-Forme Provençale (Sud-Est De la France). Centre des Sciences de la Terre, Université Claude-Bernard, Lyon, pp 163-165
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