En la entrada sobre “deformaciones y roturas en las conchas de ammonites” decíamos que hoy en día se considera un fósil a cualquier resto de un ser vivo del pasado o cualquier manifestación de su actividad física. Los fósiles guía son un tipo especial de fósiles que por sus características tienen una gran importancia y eso es lo que vamos a ver a continuación.
Tabla de contenidos
¿Cómo surgió la idea de definir los fósiles guía?
Los paleontólogos del pasado tenían un problema pues los diferentes estratos no podían identificarse únicamente a partir del tipo de roca; por ejemplo, una roca cretácica de un determinado lugar podía ser completamente diferente de otra situada a pocos kilómetros.
Sí se habían percatado de que el contenido fósil podía ser similar y esto era válido incluso para estratos muy alejados geográficamente, pero además, la secuencia de fósiles aparecía siempre en el mismo orden en todas partes. Esto se conocía como “principio de sucesión faunística (y florística)”.
El geólogo británico William Smith fue el primero en emplear el término de fósil guía. Había llegado a la conclusión de que podía identificar las rocas formadas durante un tiempo geológico mediante un conjunto de fósiles característicos. Estos conceptos le permitieron establecer una secuencia de los acontecimientos y, por tanto, una cronología relativa.
Foto 1. Los trilobites solo vivieron durante el Paleozoico y han sido escogidos como fósiles guía para esta época del pasado. En la foto se muestra un Krattanaspis sp. por cortesía de https://www.foolfossils.com/.
¿Qué requisitos debe tener un buen fósil guía?
A ser posible debe cumplir estos cuatro requisitos:
- Que sea un fósil abundante.
- Con una amplia distribución geográfica.
- Que sea fácil de identificar.
- Que haya tenido una corta duración temporal.
Estas características las cumplen aquellos organismos que evolucionaron con rapidez y sus diferentes formas se iban extinguiendo progresivamente. Los animales marinos flotantes y nadadores suelen tener una amplia distribución favorecidos por el transporte de las corrientes. Por este motivo, algunos de los grupos seleccionados como fósiles guía son graptolites, trilobites, braquiópodos, corales o cefalópodos.
Los ammonites como fósiles guía
Dentro del grupo de los cefalópodos, los ammonites son los que tuvieron una mayor diversidad, evolución rápida, gran dispersión y abundancia de individuos, de ahí que se les haya escogido como fósiles guía sobre todo durante el periodo Jurásico y Cretácico.
Si nos centramos en el Cretácico inferior y miramos la tabla cronoestratigráfica definida por la IUGS que pusimos hacia el final de la entrada «La Escala de Tiempo Geológico», veremos que absolutamente todas las zonas están definidas por una especie índice que es un ammonite. ¿Qué significa esto?
Especie índice
Las zonas llevan el nombre de su especie índice o fósil guía. Este es el fósil que se ha escogido de referencia, es decir, esta es la especie idónea que permite estimar la antigüedad de un estrato de forma rápida.
Pero hay más, si observamos las columnas de la derecha de la segunda tabla veremos que se definen subzonas y horizontes que son divisiones temporales aún más finas y estas también tiene su especie índice, es decir, algunas especies de ammonites tuvieron una existencia tan breve que permiten datar las rocas con una precisión de un millón de años (1 Ma).
Pero ¿Cómo funcionan exactamente las Zonas, Subzonas y Horizontes?
Es muy sencillo; en el campo, en una sucesión sedimentaria continua se definen y numeran los distintos bancos que la componen. Cada intervalo temporal (Zona, Subzona, Horizonte, …) va desde que el primer banco donde se encuentra por primera vez la especie índice hasta el banco en el que aparece la siguiente especie guía.
Veamos un ejemplo; en el Hauteriviense inferior se definen tres zonas como se indica en la siguiente ilustración (columna central):
Una de ellas es la Zona de Crioceratites loryi (Zona Loryi), es decir, este ammonite es su especie índice. Esta zona comienza pues, con la aparición de este ammonite y termina con la aparición de Lyticoceras nodosoplicatum, pero de los N bancos que existen en la Zona Loryi, la especie índice solo está presente en los primeros porque se extingue antes de que termine dicha zona, luego en los bancos superiores no aparecerá ninguna especie índice.
Foto 2 y 3. A la izquierda, Crioceratites loryi, la especie índice cuya aparición marca el comienzo de la Zona Loryi. A la derecha Lyticoceras nodosoplicatum, otra especie índice cuya aparición marca el final de la zona anterior y el comienzo de la Zona Nodosoplicatum.
Foto 4. Macroconcha de Olcostephanus (Jeannoticeras) jeannoti, la especie índice que define la Subzona Jeannoti.
Afortunadamente se ha visto que hay otro ammonite (Olcostephanus (Jeannoticeras) jeannoti) que le sucede en el tiempo, lo que permite definir dos subzonas dentro de la Zona Loryi (la columna de la derecha en la tabla): la Subzona Loryi y la Subzona Jeannoti). Cada subzona tiene su fósil guía y esto permiten datar las rocas sedimentarias de estos niveles con total precisión.
En resumen: cada especie índice marca el comienzo de su zona, subzona u horizonte y el final de la anterior, y esto explica la enorme importancia que tienen en Paleontología, fósiles como los ammonites.
Antes de terminar conviene hacer una puntualización: en algunos pocos casos no es la aparición del ammonite guía el que marca el comienzo del Piso, Zona u Horizonte. A veces se ha elegido “otra cosa” porque da una información más precisa; por ejemplo, en el Cretácico inferior, hoy en día (julio de 2020), la base del Valanginiense la marca la aparición de un microfósil y la del Aptiense, un cambio en la polaridad del campo magnético terrestre.
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