El subgénero Neolissoceras es lo que se denomina un subgénero de larga duración, pues aparece durante el Berriasiense y llega hasta el Hauteriviense inferior (Zona de Sayni). Son muy abundantes en las Cordilleras Béticas donde pueden llegar a constituir más del 50% de la fauna fósil conservada. Sin embargo, este dato contrasta con su baja diversidad, ya que en el dilatado intervalo temporal que vivió, solo se conocen tres especies. La más abundante con diferencia es Haploceras (Neolissoceras) grasianum (D’Orbigny 1841) que es la que presentamos a continuación.
La forma de su concha es muy característica y fácilmente reconocible. Posee una sección subrectangular con los flancos totalmente planos y paralelos. El borde ventral es ligeramente redondeado y la pared umbilical es inclinada.
Si bien la sección no tiene esquinas angulosas, en los ejemplares bien conservados sí quedan unas ligeras aristas poco pronunciada pero bien visibles con iluminación lateral (véase la foto 1).
Foto 1. Ejemplar adulto macroconcha de Neolissoceras grasianum. Posee un peristoma sinuoso con una leve proyección ventral. Tiene muy poca deformación y permite observar las leves aristas que se marcan en los flancos, una cuando empieza la caída hacia el ombligo y la otra cuando empieza la curvatura del borde ventral (exterior). En la foto están señaladas con las flechas. Tamaño 61 mm. Foto por cortesía de Francisco Martín San Martín. A la derecha: sección de la concha, modificado a partir del original de D. Miguel Company Sempere.
La concha es medianamente involuta y presenta un ombligo de profundidad moderada. Además, su forma no cambia durante todo el desarrollo por lo que los pequeños núcleos limonitizados que a veces aparecen en las margas ya presentan estas características morfológicas y son fácilmente reconocibles (véase la foto 2).
Otra característica de esta especie es que posee una mandíbula calcificada tipo Aptychus que aparece suelta con mucha frecuencia en el registro fósil, y en ocasiones en el interior de la concha. Sigue el «link» anterior para ver unos buenos ejemplos.
La especie presenta un acusado dimorfismo sexual que se manifiesta en una diferencia de tamaño apreciable. La macroconcha puede llegar a los 75mm y en cambio las microconchas suelen alcanzar un diámetro de 30mm máximo (véase la foto 3).
Ambos sexos tienen una alta variabilidad en la forma de su peristoma y además, esta especie tiene la particularidad de que las macroconchas pueden tener también apófisis yugales bien desarrolladas. Podemos encontrarnos con macroconchas que tengan un peristoma sinuoso como la de la foto 1, y otras que además posean apófisis bien desarrolladas (véase la foto 4).
Es frecuente que además posean una prolongación ventral que puede llegar a ser importante. Es ancha y acaba con una forma redondeada.
Foto 5. Detalle de la terminación redondeada que puede tener la macroconcha en su abertura. También se pueden observar otros detalles, por ejemplo unos leves abultamientos a ambos lados y en el centro.
El peristoma de la microconcha es también muy variable pudiendo ser desde un borde levemente sinuoso hasta desarrollar una gran prolongación ventral, tan grande que a veces llega a tener casi el mismo tamaño que el diámetro de la concha (véase la foto 6).
Los paleontólogos han visto que hay ciertos cambios en la morfología de la concha a lo largo del tiempo y esto podría decirnos que estamos ante posibles especies diferentes.
Lo que ocurre es que las diferencias solo se aprecian en la abertura y como esta no suele fosilizar debido a su fragilidad, pues de momento todas se agrupan bajo la misma denominación genérica.
Lo que el registro fósil nos muestra es que las macroconchas del Valanginiense inferior suelen presentar una carena en la cámara habitación al final del crecimiento. También aparecen en ocasiones algunos pliegues en los flancos. Los ejemplares del Valanginiense superior ya no presentan estas características.
Foto 7. Fragmento de cámara habitación que muestra un pliegue en el margen de la prolongación ventral, así como otro en la parte central de la concha que se asemeja a una pequeña quilla. Estos caracteres solo se manifiestan en la abertura de algunos adultos macroconchas del Valanginiense inferior.
También las microconchas del Valanginiense inferior y superior tienen un peristoma diferente. Las más antiguas pueden presentar un pliegue a lo largo de toda la prolongación ventral (nótese en la foto 6 derecha y la foto 8) mientras que las más modernas son lisas.
Foto 8. Abertura de una microconcha que muestra una gran prolongación ventral adornada con un gran pliegue perimetral. Al igual que en el caso anterior, estos adornos solo aparecen en los ejemplares del Valanginiense inferior.
El subgénero Neolissoceras se extingue en el Hauteriviense inferior como otros muchos que sucumben en el marco de una gran renovación faunística que se produjo en esta época, y que dio lugar al ascenso de los hasta ese momento minoritarios ammonites heteromorfos. De aquí hasta el final del Cretácico, sus “estrafalarias” formas serán habituales en los mares de la Tierra.
Bibliografía
- Company M. (1987): Los Ammonites de Valanginiense del sector oriental de las Cordilleras Béticas (SE de España). Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias Departamento de Estratigrafía y Paleontología, Universidad de Granada, pp 96-99
- García Gil, P. A. (2013): Ammonites del Cretácico inferior de la parte oriental de las Cordilleras Béticas. Asociación Paleontológica Alcarreña ‘‘Nautilus’’. pp. 90-94
- Real Martín, L.F., García Gil, P.A. 2009. Notas sobre Haploceras (Neolissoceras) grasianum. Revista de la Asociación Paleontológica Alcarreña “Nautilus” nº 9, pp. 51-53.
- Reboulet S. (1995): L’Évolution Des Ammonites Du Valanginien-Hauterivien Inférieur Du Bassin Vocontien Et De La Plate-Forme Provençale (Sud-Est De la France). Centre des Sciences de la Terre, Université Claude-Bernard, Lyon, pp 163-165
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